Mari Carmen Julián y Juan Antonio Julve son de Teruel. Ella se dedica a la abogacía, mientras que él es psicólogo. A ambos les unen su vínculo con la Iglesia y también, desde hace un año y a petición del obispo José Antonio Satué, en su tarea de ayudar a personas que han sido víctima de abusos sexuales, acompañándoles en su proceso de reparación moral, espiritual o jurídico.

Y es que las diócesis de nuestro país han mostrado su compromiso con las víctimas de abusos producidos en cualquier ámbito de la sociedad, no solo a través de las oficinas diocesanas, sino también a través del conocidoProyecto Repara, que nació en el año 2020 y se sigue extendiendo por toda España.

Un compromiso el de proteger y prevenir los abusos que solo se puede llevar a cabo con formación, sensibilización y acompañamiento. Mari Carmen ha explicado que comenzó a colaborar en este acompañamiento a las víctimas por su sentimiento cristiano “con sus luces y sombras”.

“Me siento corresponsable en la misión y una de las tareas es colaborar para que la luz vaya venciendo a las sombras, y en este tema de los abusos, con esa clave, nuestro obispo nos invitó a participar en poner en marcha este servicio que es un compromiso firme de la diócesis en la protección de los menores y personas vulnerables que han sido o pudieran haber sido víctima de cualquier tipo de abuso, tanto dentro de la Iglesia como fuera”, ha explicado Mari Carmen en 'Mediodía COPE'.

Pese a que Mari Carmen tenía dudas de estar capacitada para enfrentarse a esta tarea, decidió sumar junto a “un equipo multidisciplinar, cada uno trabaja en distintas materias y tenemos ganas de formarnos y aportar desde la humildad”, ha agregado.

"Una vez asumido el pecado, ayudar a rehabilitar la dignidad de las personas abusadas"

El objetivo principal es reparar a las víctimas, pero también acompañar, asesorar y concienciar sobre esta lacra que está presente en todos los ámbitos de la sociedad, no solo en la Iglesia, tal y como ha remarcado Juan Antonio, si bien ha lamentado “la tolerancia, encubrimiento institucional” que ha habido hacia los abusos cometidos en el seno eclesiástico, “contrarias al espíritu evangélico que debe guiar a todos los cristianos”.

Ante ello, el psicólogo ha reivindicado la reacción de las diócesis poniendo en marcha mecanismos como estas oficinas “para que una vez asumido el error y el pecado, ayudar a rehabilitar la dignidad de las personas abusadas. Para esto hay que ofrecer actitud de escucha, de acompañamiento, de asesoramiento si lo desean”.

Las claves para acompañar a las víctimas de abusos

Juan Antonio ha recalcado que la mayoría de los casos de abusos se han cometido en campos extraeclesiales como la familia, el educativo o el deporte, pero ha hecho énfasis en el espíritu “samaritano” de la Iglesia que lleva a acompañar a toda persona que lo necesite: “Hay que concienciar, prevenir, formar, crear ambientes sanos dentro y fuera de la Iglesia y nos lo proponemos como oficina”, ha remarcado en 'Mediodía COPE'.

Cuestionado por cómo debe acompañarse psicológicamente a una víctima de abuso, Juan Antonio Julve ha precisado que lo primero es escuchar y reconocer que se ha herido su dignidad como persona: “Las víctimas necesitan que se les crea, y no podemos ir con sospechas de falsedad, sino creerlas incondicionalmente para desde la confianza poner el andamiaje de una recuperación personal de su dignidad y en tercer lugar hay que ofrecer acompañamiento solidario, sin límite y empático”.